Llega de nuevo septiembre y con él la \»vuelta al cole\». Que en el caso de los adultos, supone la vuelta a oficina, a los horarios, madrugones, responder llamadas y correos atrasados. La crisis del Síndrome post-vacacional.
En ocasiones, esta vuelta también puede resultar un alivio, al verse reducido nuestro ocio y, con ello, el tiempo para dedicar a las fotos de Instagram de los viajazos al extranjero de todos tus conocidos mientras tú has sobrevivido en el camping del pueblo de al lado. Pero así y con todo, pasar de la inactividad absoluta a una vuelta a la rutina de manera radical nos supone a casi todos una especie de shock anual, en el que siempre acabamos padeciendo en mayor o menor medida el síndrome post-vacacional.
Los expertos lo definen como \»el estado de malestar generado por la vuelta a la rutina después de un periodo de ocio vacacional\», si bien todo estado diferente a \»pasar la mañana tirado en la playa\» es susceptible de crear malestar en el estado de cualquiera. Este síndrome se caracteriza por presentar síntomas tanto físicos como psíquicos, entre los que se incluyen cansancio y fatiga generalizada, falta de apetito, de sueño y de concentración, y también dolor muscular, irritabilidad o tristeza.
Lo que viene siendo el clásico \»bajón por que se acaban las vacaciones\», vamos.
Aunque lo más normal es que esta situación crítica se pase en un par de semanas (que es el tiempo que nuestro cuerpo tarda en adaptarse al nuevo ritmo) hay personas para las que la sensación de apatía y hastío puede llegar a durar hasta tres meses. Por eso, los profesionales de la salud recomiendan realizar una incorporación paulatina a las rutinas de trabajo y planificar de manera previa las tareas que han quedado pendientes, priorizando aquellas más importantes, para evitar el agobio de la acumulación de cosas por hacer.
Una pequeña \»crisis\» que puede significar \»oportunidad\»
Al mismo tiempo que estos síntomas pueden afectar mucho a algunas personas, también me parece importante el desmitificarlos y quitarles algo de relativa importancia. Al fin y al cabo, se trata de un periodo de cambio como cualquier otro, siendo recomendable eliminar el estrés que los rodea para poder llegar a verlos como una ocasión para evolucionar y crecer (a pesar de que la otoñal no sea en la imaginería popular la época en la que suelen crecer cosas).
Ya sea mejorando en inglés, apuntarse al gimnasio, clases de pintura o cualquier otro ámbito que nos permita avanzar y mejorar, deberíamos vivir esta pequeña \»crisis\» de todos los años como una oportunidad de cambio, de probar cosas diferentes o de empezar de nuevo para llevar a cabo nuestros propósitos.
Donde no tenemos ningún síndrome post-vacacional es en Equipo de Comunicación. Nos encanta estar de vacaciones y viajar tanto como el que más, pero también nos gusta lo que hacemos y nos volcamos en nuestro trabajo desde el primer momento.
Así pues, el otoño es un buen momento para empezar una nueva etapa también comunicativa, en la que haremos florecer la Comunicación de tu empresa, negocio o institución, mientras este otoño tú te dedicas a ver las hojas caer y te ahorramos preocupaciones. Y es que no podemos asegurarte que será lo mismo que seguir de vacaciones, ¡pero lo intentaremos!