Nuestra vida ha cambiado por completo. De un siglo a otro, las nuevas tecnologías han revolucionado la sociedad. El futuro digital es innegable. Tenemos una concepción muy distinta sobre cómo se desarrolla el día a día, más aún desde la intrusión de Internet y los smartphones. En 1973, Motorola sacó al mercado el primer teléfono móvil, lo que supuso un punto de no retorno, un hito en la historia mundial que rompería todo esquema establecido en comunicación oral y escrita. Diez años más tarde, en 2007, una nueva perspectiva, más inteligente, estética y funcional, supondría el inicio de la que puede considerarse la última era de los teléfonos móviles. La era smart.
Según el Ericsson Mobility Report, en 2018, las suscripciones de teléfonos móviles eran de 7.866 millones alrededor del globo. El Fondo de Población de las Naciones Unidas estima que somos 7.715 millones de habitantes en el mundo. Con lo que, ahora mismo, hay más móviles que personas sobre la Tierra. Para hablar de los inicios de Internet tendríamos que remontarnos a 1969, con la creación de la red militar estadounidense de comunicación interna Arpanet. La red de conexión más importante del mundo es herencia de dicha creación. Y el futuro conectados está garantizado, pues la ONU declaró en 2011 el acceso a Internet como un derecho humano.
Adaptarse o morir
Estos grandes avances en tecnología han supuesto un cambio enorme en lo que refiere a comunicación humana. La hipervisibilidad televisiva que caracterizó el auge de los reality shows en las principales cadenas, se ha convertido hoy día en una constante. Ahora es normal saber y compartir todo de todos, incluso de nosotros mismos. Las redes sociales han nacido para ello y van a quedarse por mucho tiempo. Nuevos conceptos de vida, nuevos términos y vocablos, nuevos métodos de negocio.
Porque una empresa que se precie debe tener una elevada capacidad de adaptación a su entorno, en pro del crecimiento. Con un futuro digital, las nuevas empresas emergentes sitúan su estrategia en base a la innovación tecnológica. Y como la unión hace la fuerza, una startup que se precie sabe nutrirse de sus allegadas, consiguiendo una sinergia casi perfecta que concluye en un equipo de trabajo indirecto. Ejemplo de ello lo encontramos en el Distrito Digital de la Comunidad Valenciana, un lugar que localiza el avance tecnológico y económico del futuro en forma de conjunto empresarial. Localiza sectores como el de los videojuegos, la comunicación, el diseño gráfico, la informática y otros, en un mismo espacio, aprovechando las ventajas de situarse en un asentamiento nacido por completo para ello. Al final, este crecimiento localizado genera riqueza y empleo.
Una nueva vía de comunicación
En cuanto a la comunicación informativa y corporativa, una marca característica de la transformación que sufre el sector se observa en los nuevos proyectos nativos digitales. Los medios tradicionales están abocados a la extinción, en un entorno hipervisible en el que la sociedad se encuentra sobreinformada. Nuestro deber como comunicadores es adaptarnos en pro de garantizar una buena vía de comunicación con la ciudadanía. Si la gente prefiere una comunicación instantánea, fácil de ser consultada a través de su smartphone, debemos dársela. Eva Domínguez y Jordi Pérez Colomé hacen una interesante reflexión sobre este nuevo paradigma en sus decálogos sobre nuevos modelos de periodismo. Pequeñas empresas luchan en un entorno de crisis con las nuevas características propias del medio, como la especialización y la digitalización de la información, en sus libros de Microperiodismos.
Está claro que el futuro laboral de la comunicación está en Internet. Pero este es, también, el mejor marco de actuación para empresas y entidades. A través de la red, la difusión aumenta radicalmente. Una empresa de un pueblo de menos de mil habitantes puede llegar a cualquier lugar con solo pulsar un botón. Asistimos al fenómeno de la globalización. Y hoy, si no estás en Internet, prácticamente no existes. En Equipo de Comunicación apostamos desde el principio por ser una entidad digital, que permitiera a otros realizar una adaptación progresiva y aumentar su visibilidad. Así, las entidades e instituciones con las que trabajamos pueden llegar a sus clientes y ciudadanos de forma más rápida y sencilla. Dejarse llevar por una aventura digital es el centro del crecimiento económico en todo el mundo.